EL NEFASTO MODELO DE MURCIA

Artículo publicado en el Diari de Sabadell el sábado 10 de febrero de 2018

Tememos por el futuro del planeta y ya casi nadie niega los riesgos que provoca el cambio climático. Pero no hay que buscar referencias planetarias sobre el futuro, sino que tenemos certezas muy cerca. Es el caso de la Comunidad Autónoma de Murcia. Es el modelo nefasto que está conduciendo a la destrucción de Murcia.


Murcia es conocida como una de las grandes huertas de Europa. Más de 3’4 millones de toneladas de productos agrícolas salen de Murcia cada año hacia la UE. Son melocotones, brócolis, limones, uva, lechuga, tomates, etc. A pesar de esta sensación de ser una gran huerta a cielo abierto, la realidad es que el PIB agrario (suma de agricultura y ganadería) sube sólo al 5%. Hay que añadir un 6% adicional fruto de la industria agroalimentaria murciana. Sin embargo, las magnitudes agrarias y de la industria relacionada son enormes. De Murcia salen envasados en “cartón” 150 millones de litros de vino. Es más del triple de la producción vinícola catalana. Y son litros de vino vendidos a poco más de un euro. Es la apuesta por la producción intensiva, de mucha cantidad, aunque tenga poca calidad. Ocurre lo mismo en su producción ganadera, básicamente porcina. En Murcia viven casi 1’5 millones de personas. Pero en el mismo territorio viven cerca de 2 millones de cerdos. Es mucha carne, de la que se exporta casi la mitad, pero de no demasiada calidad.


Producir mucho pero a bajo precio, sin calidad ni elementos que aporten valor añadido, acaba generando graves problemas. Y en este caso, sumando agricultura y ganadería, los problemas son ambientales. En Murcia no queda agua limpia en el subsuelo. De 63 acuíferos, sólo 13 no tienen contaminantes. Dos terceras partes de las aguas superficiales (ríos, torrentes, canales y lagunas) tienen una calidad “peor que buena” según fuentes oficiales del estado. En Murcia hay sólo 15 depuradoras de aguas residuales urbanas para un total de 45 municipios. El resto se vierte sin depurar en ríos y arroyos. Hacen falta 49 plantas de tratamiento de purines, pero el gobierno autonómico dedica cada año dinero para construir sólo dos, y no aporta dinero para su funcionamiento (ni tampoco el estado). Murcia no tiene agua limpia, por eso la quiere de otros lugares, del Tajo, por ejemplo. Pero es desnudar a un santo para otro continúe desnudo. El sistema agrario murciano es adicto al agua y, a pesar de todo, sigue destruyendo la tierra, el subsuelo y el agua que queda. Dentro de pocas décadas no quedará agua ni tierra limpia en Murcia. Ya hoy el famoso Mar Menor es una laguna sucia y contaminada.


En Murcia, con 2 millones de visitantes anuales, el turismo representa el 11% del PIB (en Catalunya el 15% con 19 millones de visitantes). A pesar de los problemas con el agua, hay 22 campos de golf, básicamente para el turismo (en Catalunya hay 53). Y la costa sufre problemas crecientes de contaminación. La Manga del Mar Menor ya es sólo utilizable por la parte que da al mar. La zona de Portmán tiene residuos de la minería que llegan hasta 12 kms mar adentro. En Escombreras se construyó una planta desaladora que no puede funcionar porque el agua del mar está demasiado contaminada. Por cierto, la empresa constructora -ACS- pide 700 millones de euros de indemnización por sobrecostes y por no poder ponerla en funcionamiento.


A pesar de tener gente trabajadora y mucha voluntad de progresar, no se pueden hacer las cosas de cualquier manera. Los modelos agrarios intensivos conllevan la destrucción del territorio. Igualmente las actividades industriales -o mineras- que no sean respetuosas con el medio ambiente, son letales para un territorio. Y el turismo, por muy enfocado que esté hacia personas de rentas altas, debe tener una muy baja incidencia ambiental.


En Catalunya, o cambiamos los modelos agrarios, industriales y turísticos, o dentro de unas décadas no habrá tampoco tierra para plantar cebada, ni agua para los cerdos, ni playas para nadie. Pero quizás Bismarck tenía razón cuando decía que “España es el país más fuerte del mundo. Los españoles llevan siglos intentando destruirlo y aún no lo han logrado”.

Joan Saumoy i Gregori

Sabadell, febrero de 2018

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